Stuck In The Past


Capítulo 21



—He intentado llamarte a lo largo de todo este tiempo, pero he tenido montones de trabajo. Tuve que teñirme el cabello de un rubio más oscuro, no sé si lo notas… —Dina se revisó las puntas de su cabello, y luego volvió a mirarme. —Escucha, discúlpame por esta plática de chica tonta. Es solo que…
—No, no. Te escucho. —Asentí después de darle un sorbo a mi soda. —Debes estar muy emocionada con tu trabajo, es bueno que me lo cuentes. Espero que no mientas para faltar, como en la Universidad.
—Vaya, qué imagen. —Ríe ella. —Solo fue aquella vez. Créeme que hubiera pagado para no volver a pisar ese lugar. Desde que terminé con eso, ha ido todo muy bien. Y tengo la confianza en lo que sigue. Pero ya, basta de mí. Me has estado preguntando un montón de cosas, y tú no has dicho cómo te va.
—Bueno, la verdad es que prefería no recordarlo. —Admito, sin querer mirarla. —Todo se ha venido abajo muy rápido y odio eso.
—Oh, no quise incomodarte, perdona. 
—Está bien. Solo te pido que hablemos de otra cosa. 
—Lamento eso. Addy me llamó para preguntarme si estaba todo bien. —Jase se sienta a mi lado, y nota a Dina, sonriendo amigablemente. —Oh, perdona. Hola.
—Hola. —De pensar en lo que Addy pudo haberle dicho a Jace sobre _______, olvido presentarlos. —Soy Dina.
—Jace. —Amos se dan un saludo y sonríen. —Bueno, Addy me dijo que han llegado a salvo, y que ________ ha ido a renunciar a su empleo.


Por lo menos se va a alejar de aquel Christopher. Suspiro y miro directamente a Jace, quien rápidamente entiende mi pregunta sin siquiera hablar. Asiente y sin esperar ni un segundo más, me levanto, saco mi teléfono y marco ese número tan conocido. Espero que esté bien. No sé cómo jodidos terminamos, pero creo que estoy en posición de poder llamarla y preguntarle cómo está. 
Después de tres zumbidos en mi teléfono, escucho su voz por primera vez. No me ignoró y eso se me hace un beneficio.


—Hola. —Dice ella en voz baja. —¿Cómo llegaste?
—Estoy bien. Ahora tomo algo con Jace. Acabo de llegar. —Por su simple interés me siento mejor. —Dime tú cómo estás.
—Bueno. ¿Listo para caerte de espaldas? 
—Estoy bien equilibrado. —Sonrío. —
—Acabo de hacer nuevamente las pruebas. —Hace una pausa y vuelve a hablar. —Fue terrible. He perdido la práctica casi por completo. Lo único que me salvó, fue que recordé todo lo de mi primera audición. Y bueno… no tienes que preocuparte por mi seguridad. Estoy dentro. Ahora mismo estoy instalándome, y no tengo compañera esta vez. ¿Sabías que entre menos seleccionadas, más estrictos estarán? ¡Espero no fallar!
—¿En serio te gustaría volver al ballet?
—Claro. —Está muy entusiasmada. —Bueno, no me lo voy a tomar tan en serio, si es que es eso lo que te preocupa. Sigo con mi régimen y nuevamente tendré que visitar la enfermería de la Academia… —Vuelve a hacer una pausa. Sé precisamente lo que está pensando. —Sin ti, claro.
—Oye… sabes que puedo visitarte si quiero. —Me encojo de hombros, aunque sé que no puede verme. —
—No, no resuelve tus problemas. —Es increíble esta chica. —Yo acá tengo mucho que hacer. Los dos estaremos ocupados. Pero ten mucho cuidado.
—¿Te sigues preocupando por mi? —Pregunto. Muero de ganas de verla ahora. Apuesto a que está sonrojada sin quererlo. —
—No es tan fácil dejar de hacerlo. Además no quiero. Me preocupo por ti tengamos o no algo. Se que lo nuestro es extraño por ahora, pero ¿considerarías algún tipo de amistad conmigo?


Inhalo y exhalo. ¿Amistad? No me puedo imaginar cómo es que puedo ser solo amigable con ella. No puedo. Es una costumbre para mí el tenerla en mis brazos, robarle besos y hacerla mía cuando siento que es correcto. O sea, la mayor parte del tiempo. No puedo solo olvidar todo lo que he vivido con ella. Amistad no funciona para mí, pero tendré que intentarlo, solo por el beneficio de tenerla cerca. 


—Lo considero, sí. —Le respondo. —Pero en serio. Como tú dices, no es fácil acostumbrarse. Así que… nena. Me atrevo a decirte que te extraño. Mierda, te extraño demasiado.
—Estaremos bien. Yo también te extraño, pero… —Duda un poco. —¿Sabes? Puedes llamarme cuando tú quieras. Ya sabes los horarios ¿no? En la madrugada y después de las cinco me puedes encontrar. 
—Y el resto del tiempo te mandaré mensajes. —Me río. —De voz, de texto y videos. 
—No exageres.
—Sabes que no lo hago. 
—Tú siempre tiendes a exagerar todo. Le tomas sentido gracias a las cosas, y es exasperante, pero refrescante. 
—Es un cumplido. —Puntualizo. —Muy bien utilizado.
—Cállate. —Me dice en su intento vano por no reír. —Tengo que irme ya. Hay mucho por hacer, no sé si pueda hablar por tanto tiempo como hoy, una vez que entre. 
—Nos las arreglaremos. —Interrumpo. Sintiéndome un completo co-dependiente. —No te retraso más. Hazlo con todas las ganas del mundo. 
—Gracias. —Hay un silencio de algunos segundos que parecen eternos, y luego la escucho suspirar muy sonoramente. —Te deseo lo mejor.


Sin decir más, asiento, como si de alguna forma pudiera verme, y después cortamos la llamada. Ella primero. Suspiro, tal vez demasiado desanimado como para volver, pero aún así lo hago. A paso lento y con la mirada perdida en algún lugar específico que ni siquiera noto. Finjo una mejor sonrisa, y me siento a lado de mis compañeros por ahora. Dina sigue platicando sobre sus nuevas aventuras en su trabajo de ensueño, pero por alguna razón no se me hace tan interesante como lo que me platica _______. Su “baile de puntas de pies”. Sonrío por dentro cuando recuerdo cómo me gustaba molestarla con eso. Saco mi teléfono y le tecleo esas mismas palabras que pensé, y le envió un mensaje. Después de mucha espera, sigo esperando una respuesta pero no la obtengo. 
Me guardo el teléfono en el bolsillo de mis pantalones y sigo escuchando la acalorada plática entre Dina y Jace. Cuando estoy un poco más enterado del tema, comienzo a dar mis argumentos, pero no participo mucho. Al final, Jace también intercambia teléfono con Dina y nos despedimos. Ella está en la ciudad dado a que algún familiar vive aquí, o porque está en sesión en las cercanías, no recuerdo. Pero me dice que esta no es la última vez que nos veremos, y yo solo le sonrío. 
Jace y yo entramos al auto de nuevo, y nos dirigimos a casa. Al llegar, camino rápidamente a la entrada, y busco entre la jardinera, justo debajo de las ventanas y encuentro la típica llave que mi madre siempre deja escondida por si pierde las originales. Abro la puerta y ambos entramos.


***


Todo esto parece lo mismo para mí. Coloco mi ropa vieja en el mismo ropero viejo que todas las alumnas tienen. Miro a las paredes del edificio viejo en el cual veremos todo nuestro futuro, planes, etcétera. Guardo la maleta vacía debajo de mi cama, porque ya no hay especio en el armario y me siento en mi cama recién hecha. No creí terminar tan rápido y ahora tengo toda la tarde libre. 
Salgo de la habitación, disculpándome con mi compañera, y voy directamente a la enfermería. Toco la puerta una vez, y rápidamente una nueva enfermera me abre la puerta, con una sonrisa tan banca como su bata. Me hace pasar, y justamente tiene en su mesa mi expediente. Me mira comprensiva, y no me siento tan incómoda como en el principio. 


—¿Sigues con tu régimen?


Asiento. No puedo dejar de mirar el escritorio. Donde hace tiempo Justin fue el primero en tocarme de aquella manera tan… significativa. Me sonrojo, lo noto por la puerta de cristal de su locker.


—Muy bien _______. Sabemos que estas clases requieren de todo tu esfuerzo y dedicación, y estamos en la etapa en la que importa de más el físico ¿estás consciente de eso?
—Demasiado. Creo que puedo manejarlo, es decir, toda mi vida estaba con un régimen alimenticio normal según yo. 
—¿Desde cuando notaste que te sentías incómoda contigo misma?


Ugh. Pregunta difícil. ¿Desde que todo se salió de control? Me parece. Pues siempre me ha sentido incómoda, bajo a algunas exigencias, pero eso se fue incrementando. Desde que la profesora Donaire me dijo que yo no podía estar subiendo de peso, me empecé a poner nerviosa y preocuparme. Eso le respondo. Comienza a revisar las últimas páginas de mi expediente y de toda la bitácora que hicieron sobre mi tratamiento en los tres meses en el centro. 


—¿Crees que puedas recaer?


Pregunta interesante. Antes no tenía tiempo de pensar en todo esto y hasta olvidaba tomar mis vitaminas. La verdad ni siquiera me importaba el espejo. Justin me hacía sentir tan bella, que solo usaba el espejo para cepillarme el cabello. Ahora, no he tenido tiempo, pero todas esas chicas son hermosas y se que probablemente vuelva a querer bajar algo de peso, pero…


—Me las arreglaré. —Aclaro. —Se que si vengo de vez en cuando, no tendré el miedo de recaer. Porque, bueno… ¿usted es experta y me apoyará, cierto?
—Muy cierto. —Asiente amablemente mientras cierra la carpeta beige. —Bueno _______, puedes retirarte. Tendrás cita todas las tardes después de clase conmigo ¿bien? 


Asiento, tomo el permiso y me despido al salir del lugar. Camino por los pasillos lentamente leyendo el permiso que me acaba de dar, donde tiene las fechas de mis citas aún sin firmar. Doblo la hoja y la meto en mis jeans. Apresuro el paso y subo de nuevo a mi habitación donde Ashley, mi compañera, está doblando su ropa y metiéndola en su armario. Le sonrío y ella hace lo mismo. Me siento en mi cama y guardo mi hoja en el buró. 


—Tu celular vibró hace unos minutos. —Me avisa Ashley. —No me atreví a revisar, por supuesto.
—Está bien Ashley. —Tomo el teléfono y reviso el mensaje. —Gracias por decirme.


Justin: “Baile de puntas de pies. :)”


***


—¡Estamos en casa! —Grito, buscando a mi madre con la mirada. —
—¿Justin? —Una pequeña mujer se asoma desde la cocina, sorprendida de verme. Se limpia las manos mojadas con jabón de platos y corre hacia mí. —¡Oh Dios, mío! Oh por Dios Justin ¿qué haces aquí? Estás tan cambiado… ¿Qué son esos tatuajes en tu brazo?
—Apuestas, de nuevo. —Me encojo de hombros y la abrazo, levantándola del suelo. —Siempre pierdo.
—Si, si ya veo que eres un perdedor. —Bromea cuando sus pies vuelven al suelo. —Empiezo a creer que esos tatuajes son por puro gusto. Aprende a Jacey, ¡Míralo! Completamente limpio.
—De hecho tengo uno en mi espalda, Pattie. Es reciente. —Jace o… “Jacey” se encoje de hombros y mete las manos a sus bolsillos. —
—Oh no. —Mi madre finge estar decepcionada y cubre su frente con su palma. —Ahora no tengo quien me respalde. Chicos, no puedo hacer nada con ustedes. 
—¿Justin? 


Una pequeña voz me hace voltear hacia la sala, donde una niña pequeña me está mirando como si no se creyera que esté en el mismo lugar que ella. La pequeña rubia se levanta del sofá y viene corriendo a mis brazos. Por primera vez en el día estoy sonriendo naturalmente y esto obviamente me agrada. Beso la mejilla de la pequeña y comienzo a dar vueltas, aún con ella enganchada en mi pecho. Cuando me he cansado un poco, me detengo, pero aún no la bajo. Le doy muchos besos nuevamente en su mejilla y ella ríe feliz, enganchando sus brazos en mi cuello. Mi pequeña hermana. Es irónico que ahora que pueda venir a ver a mi familia, sea para decirles que corren peligro. Desde que mi padre murió he tenido que cuidarlos más. El simple hecho de saber que pensarán cosas malas de mí, me hace sentirme aún más solo que antes. Pero sé que es mi familia, y que tendrán que aceptarlo de alguna forma. 
Terminamos de cenar y nos sentamos todos a mirar un poco de televisión. Mis hermanos pequeños están acostados en el suelo, haciendo su tarea a la vez que miran la película con nosotros. Mi madre se levanta y decido que es ahora o nunca. Inhalo y me levanto, para seguirla hacia la cocina. Ella me sonríe y comienza a enjabonar algunos platos mientras yo los enjuago y los seco. Estamos en silencio, salvo en momentos en los que ella me pregunta sobre mis amigos. Tengo que mentir, diciendo que están bien y por supuesto, que no me han defraudado. 


—¿Qué hay de tu novia?— Me confundo. — ¿Darcy? Solían ir juntos a todos lados.
—Es solo una amiga mamá. —Se que no me corresponde hacerlo, pero aún así lo hago. Y no creo arrepentirme pronto. —Ahora estoy con una preciosa chica que baila ballet.
—¿Así como Jazzy?
—Nop. —Coloco el último plato en su lugar, completamente seco. —Algo así como en las ligas mayores. Es muy dedicada y talentosa. Estuvo a punto de ir a una competencia mundial. Solo que enfermó y perdió todo eso.
—¿Y porqué no la trajiste contigo? —Me pregunta mi madre, completamente entusiasmada por la idea. —Nunca he conocido alguna chica que tenga algo serio contigo. 
—Hay algo que quiero contarte ahora.


Su sonrisa no se desvanece por completo, pero disminuye. Hago que se siente en una de las sillas del comedor, y me siento a su lado. Suspiro y tomo sus manos. Intento mantenerme positivo, para que no sea tan dramática la hora en la que le cuente que es mejor que salgamos de ese lugar antes de que nos descubran y nos perjudiquen de algún modo. Pero… bueno. No hay forma tranquila de decirlo. Solo espero que al final de esto, aún tenga la integridad como para arréglalo todo con las personas que me estoy viendo forzado a llevar conmigo en este infierno. 



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¡Valorsh, valorsh! 
Chicas estoy feliz porque mañana no hay
clase, y nerviosa porque en una semana tengo toooodos los
examenes del periodo. 
Seguramente tendré una cara de "los odio a todos".
Bueno, como sea gracias por esperar y leer.

Tengo una noticia. No se si sea buena o mala.

No habrá tercera temporada. Stuck In The Moment no 
se podrá realizar debido a que quiero
juntar todo el "material" que tengo, para
no hacer capítulos demasiado tediosos e inútiles. No se si me 
di a entender, pero ahí está la razón. 
Estoy trabajando en una nueva y muy diferente novela, y 
pronto les subiré la sinopsis.

#MuchLove #AbrazosVirtuales 


*PRIMERA TEMPORADA (Stuck In The Reality) AQUÍ: http://twitpic.com/dhdwej 
*Si cambias de username avísame por favor.
*Si no te avisé, o lo hice dos veces, regañame.
*Amo que comentes. ;)
*#NL si eres nueva y quieres que te avise. 

Mafer.